Jesús
anuncia y trae consigo la utopía más grande que el pueblo puede esperar: Un
Reino que se manifiesta en dar vida, vida en plenitud a quienes la tienen
disminuida o amenazada. Y además, vida digna, rescatada de la humillación y el
desprecio, que busca cambiar la realidad. Cuando Dios actúa (y siempre lo hace)
nos llama al cambio, a la conversión... y eso nos suele "complicar"
la vida. Soñemos un mundo distinto y pongámonos en marcha.
domingo, 31 de enero de 2016
sábado, 30 de enero de 2016
jueves, 28 de enero de 2016
Vivir el 4º domingo de TO, ciclo C
LUCAS 4, 21-30
Y empezó a hablarles: - Hoy ha quedado
cumplido este pasaje ante vosotros que lo habéis escuchado. Todos se declaraban
en contra, extrañados del discurso sobre la gracia que salía de sus labios, y
decían: - Pero, ¿no es éste el hijo de José? Él les repuso:- Seguramente me
citaréis el proverbio aquel: "Médico, cúrate tú"; todo lo que nos han
dicho que ha ocurrido en esa Cafarnaún, hazlo también aquí en tu tierra. Y
añadió: - Os aseguro que a ningún profeta lo aceptan en su tierra. Pero no os
quepa duda de que en tiempo de Elías, cuando no llovió en tres años y medio y
hubo una gran hambre en toda la región, había muchas viudas en Israel; y, sin
embargo, a ninguna de ellas enviaron a Elías, pero sí a una viuda de Sarepta en
el territorio de Sidón. Y en tiempo del profeta Eliseo había muchos leprosos en
Israel y, sin embargo, ninguno de ellos quedó limpio, pero sí Naamán el sirio.
Al oír aquello, todos en la sinagoga se pusieron furiosos 29 y, levantándose, lo
empujaron fuera de la ciudad y lo condujeron hasta un barranco del monte sobre
el que estaba edificada su ciudad, para despeñarlo. Pero él se abrió paso entre
ellos y emprendió el camino.
¿NO NECESITAMOS PROFETAS?
«Un
gran profeta ha surgido entre nosotros». Así gritaban en las aldeas de Galilea,
sorprendidos por las palabras y los gestos de Jesús. Sin embargo, no es esto lo
que sucede en Nazaret cuando se presenta ante sus vecinos como ungido como
Profeta de los pobres.
Jesús
observa primero su admiración y luego su rechazo. No se sorprende. Les recuerda
un conocido refrán: «Os aseguro que ningún profeta es bien acogido en su
tierra». Luego, cuando lo expulsan fuera del pueblo e intentan acabar con él,
Jesús los abandona. El narrador dice que «se abrió paso entre ellos y se fue
alejando». Nazaret se quedó sin el Profeta Jesús.
Jesús
es y actúa como profeta. No es un sacerdote del templo ni un maestro de la ley.
Su vida se enmarca en la tradición profética de Israel. A diferencia de los
reyes y sacerdotes, el profeta no es nombrado ni ungido por nadie. Su autoridad
proviene de Dios, empeñado en alentar y guiar con su Espíritu a su pueblo
querido cuando los dirigentes políticos y religiosos no saben hacerlo. No es
casual que los cristianos confiesen a Dios encarnado en un profeta.
Los
rasgos del profeta son inconfundibles. En medio de una sociedad injusta donde
los poderosos buscan su bienestar silenciando el sufrimiento de los que lloran,
el profeta se atreve a leer y a vivir la realidad desde la compasión de Dios
por los últimos. Su vida entera se convierte en «presencia alternativa» que
critica las injusticias y llama a la conversión y el cambio.
Por
otra parte, cuando la misma religión se acomoda a un orden de cosas injusto y
sus intereses ya no responden a los de Dios, el profeta sacude la indiferencia
y el autoengaño, critica la ilusión de eternidad y absoluto que amenaza a toda
religión y recuerda a todos que solo Dios salva. Su presencia introduce una
esperanza nueva pues invita a pensar el futuro desde la libertad y el amor de
Dios.
Una
Iglesia que ignora la dimensión profética de Jesús y de sus seguidores, corre
el riesgo de quedarse sin profetas.
Nos
preocupa mucho la escasez de sacerdotes y pedimos vocaciones para el servicio
presbiteral. ¿Por qué no pedimos que Dios suscite profetas? ¿No los
necesitamos? ¿No sentimos necesidad de suscitar el espíritu profético en
nuestras comunidades?
·
Una Iglesia sin profetas, ¿no corre el riesgo de caminar sorda a las llamadas
de Dios a la conversión y el cambio?
·
Un cristianismo sin espíritu profético, ¿no tiene el peligro de quedar
controlado por el orden, la tradición o el miedo a la novedad de Dios?
José Antonio Pagola
miércoles, 27 de enero de 2016
TU ENEMIGO (Vídeo)
En esta semana que celebramos el Día de la Paz.
Esta preciosa canción nos habla de la tolerancia, como fundamento de la convivencia y el entendimiento entre pueblos y culturas diferentes.…
Esta preciosa canción nos habla de la tolerancia, como fundamento de la convivencia y el entendimiento entre pueblos y culturas diferentes.…
Pablo López - Tu Enemigo ft. Juanes
martes, 26 de enero de 2016
domingo, 24 de enero de 2016
Vivir el 3º Domingo de TO, ciclo C
Lc 1, 1-4; 14-21
Dado que muchos han intentado hacer una
exposición ordenada de los hechos que se han verificado entre nosotros, según
lo que nos transmitieron los que desde un principio fueron testigos oculares y
llegaron a ser garantes del mensaje, he resuelto yo también, después de
investigarlo todo de nuevo con rigor, ponértelo por escrito de forma conexa,
excelentísimo Teófilo, para que compruebes la solidez de las enseñanzas con que
has sido instruido.
Con la fuerza del Espíritu regresó
Jesús a Galilea, y la noticia se difundió por toda la comarca. Enseñaba en
aquellas sinagogas, y todos se hacían lenguas de él. Llegó a Nazaret, donde se
había criado. El sábado entró en la sinagoga, según su costumbre, y se levantó
para tener la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y,
desenrollando el volumen, dio con el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu
del Señor descansa sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a dar la
buena noticia a los pobres, a proclamar la libertad a los cautivos y la vista a
los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año favorable
del Señor (Is 61,1-2). Enrolló el volumen, lo devolvió al sacristán y se sentó.
Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él y empezó a hablarles: - Hoy ha
quedado cumplido este pasaje ante vosotros que lo habéis escuchado.
EN
LA MISMA DIRECCIÓN
Antes
de comenzar a narrar la actividad de Jesús, Lucas quiere dejar muy claro a sus
lectores cuál es la pasión que impulsa al Profeta de Galilea y cuál es la meta
de toda su actuación. Los cristianos han de saber en qué dirección empuja a
Jesús el Espíritu de Dios, pues seguirlo es precisamente caminar en su misma
dirección.
Lucas
describe con todo detalle lo que hace Jesús en la sinagoga de su pueblo: se
pone de pie, recibe el libro sagrado, busca él mismo un pasaje de Isaías, lee
el texto, cierra el libro, lo devuelve y se sienta. Todos han de escuchar con
atención las palabras escogidas por Jesús pues exponen la tarea a la que se
siente enviado por Dios.
Sorprendentemente,
el texto no habla de organizar una religión más perfecta o de implantar un
culto más digno, sino de comunicar liberación, esperanza, luz y gracia a los
más pobres y desgraciados. Esto es lo que lee. «El Espíritu del Señor está
sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los
pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para
dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor». Al
terminar, les dice: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír».
El
Espíritu de Dios está en Jesús enviándolo a los pobres, orientando toda su vida
hacia los más necesitados, oprimidos y humillados. En esta dirección hemos de
trabajar sus seguidores. Esta es la orientación que Dios, encarnado en Jesús,
quiere imprimir a la historia humana. Los últimos han de ser los primeros en
conocer esa vida más digna, liberada y dichosa que Dios quiere ya desde ahora
para todos sus hijos e hijas.
No
lo hemos de olvidar. La «opción por los pobres» no es un invento de unos
teólogos del siglo veinte, ni una moda puesta en circulación después del
Vaticano II. Es la opción del Espíritu de Dios que anima la vida entera de
Jesús, y que sus seguidores hemos de introducir en la historia humana. Lo decía
Pablo VI: es un deber de la
Iglesia «ayudar a que nazca la liberación... y hacer que sea
total».
No
es posible vivir y anunciar a Jesucristo si no es desde la defensa de los
últimos y la solidaridad con los excluidos. Si lo que hacemos y proclamamos
desde la Iglesia
de Jesús no es captado como algo bueno y liberador por los que más sufren, ¿qué
evangelio estamos predicando? ¿A qué Jesús estamos siguiendo? ¿Qué
espiritualidad estamos promoviendo? Dicho de manera clara: ¿qué impresión
tenemos en la iglesia actual? ¿Estamos caminando en la misma dirección que
Jesús?
José Antonio Pagola
Hoy (Vídeo)
Poner la mirada en Jesús nos da la vida.
Sentimos que hoy también se cumple el Evangelio.
El Espíritu de Dios está con nosotros y nos envía a anunciar la Buena Nueva de Jesús.
viernes, 22 de enero de 2016
martes, 19 de enero de 2016
Abrazarlo todo
"La gratitud, en su sentido más profundo,
significa vivir la vida como un regalo que se recibe con agradecimiento. Pero
el agradecimiento del que habla el Evangelio abarca y abraza la vida entera: lo
bueno y lo malo, la alegría y el
sufrimiento, lo sagrado y lo no tan sagrado. ¿Será posible, realmente, abrazar
con gratitud toda nuestra vida, entera, y no solamente las cosas buenas que nos
gusta recordar?"
HENRI NOUWEN
lunes, 18 de enero de 2016
Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
Del
18 al 25 de enero se celebra la
Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que este año lleva el
lema, “Destinados a proclamar las grandezas del Señor”. Durante estos días, en
las diócesis españolas, se organizan distintas celebraciones ecuménicas. La Comisión Episcopal
de Relaciones Interconfesionales ha editado unos materiales par facilitar su
preparación.
domingo, 17 de enero de 2016
Vivir el 2º domingo de TO, ciclo C
JUAN 2, 1-11 Bodas de Caná
Al tercer día hubo una boda en Caná de
Galilea, y estaba allí la madre de Jesús; y fue invitado Jesús, como también
sus discípulos, a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús se dirigió a él: -No
tienen vino. Jesús le contestó: -¿Qué nos concierne a mí y a ti, mujer? Todavía
no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: -Cualquier cosa que os
diga, hacedla. Estaban allí colocadas seis tinajas de piedra destinadas a la
purificación de los Judíos; cabían unos cien litros en cada una. Jesús les dijo: -Llenad las tinajas de agua. Y
las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: -Sacad ahora y llevadle al
maestresala. Ellos se la llevaron. Al probar el maestresala el agua convertida
en vino, sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado
el agua), llamó al novio y le dijo: -Todo el mundo sirve primero el vino de
calidad, y cuando la gente está bebida, el peor; tú, el vino de calidad lo has
tenido guardado hasta ahora. Esto hizo Jesús en Caná de Galilea, como principio
de las señales; manifestó su gloria, y sus discípulos le dieron su adhesión.
LENGUAJE DE GESTOS
El
evangelista Juan no dice que Jesús hizo «milagros» o «prodigios». Él los llama
«signos» porque son gestos que apuntan hacia algo más profundo de lo que pueden
ver nuestros ojos. En concreto, los signos que Jesús realiza, orientan hacia su
persona y nos descubren su fuerza salvadora.
Lo
sucedido en Caná de Galilea es el comienzo de todos los signos. El prototipo de
los que Jesús irá llevando a cabo a lo largo de su vida. En esa «transformación
del agua en vino» se nos propone la clave para captar el tipo de transformación
salvadora que opera Jesús y el que, en su nombre, han de ofrecer sus
seguidores.
Todo
ocurre en el marco de una boda, la fiesta humana por excelencia, el símbolo más
expresivo del amor, la mejor imagen de la tradición bíblica para evocar la
comunión definitiva de Dios con el ser humano. La salvación de Jesucristo ha de
ser vivida y ofrecida por sus seguidores como una fiesta que da plenitud a las
fiestas humanas cuando estas quedan vacías, «sin vino» y sin capacidad de
llenar nuestro deseo de felicidad total.
El
relato sugiere algo más. El agua solo puede ser saboreada como vino cuando,
siguiendo las palabras de Jesús, es «sacada» de seis grandes tinajas de piedra,
utilizadas por los judíos para sus purificaciones. La religión de la ley escrita
en tablas de piedra está exhausta; no hay agua capaz de purificar al ser
humano. Esa religión ha de ser liberada por el amor y la vida que comunica
Jesús.
No
se puede evangelizar de cualquier manera. Para comunicar la fuerza
transformadora de Jesús no bastan las palabras, son necesarios los gestos.
Evangelizar no es solo hablar, predicar o enseñar; menos aún, juzgar, amenazar
o condenar. Es necesario actualizar, con fidelidad creativa, los signos que
Jesús hacía para introducir la alegría de Dios haciendo más dichosa la vida
dura de aquellos campesinos.
A
muchos contemporáneos la palabra de la Iglesia los deja indiferentes. Nuestras
celebraciones los aburren. Necesitan conocer más signos cercanos y amistosos
por parte de la Iglesia
para descubrir en los cristianos la capacidad de Jesús para aliviar el
sufrimiento y la dureza de la vida.
¿Quién
querrá escuchar hoy lo que ya no se presenta como noticia gozosa, especialmente
si se hace invocando el evangelio con tono autoritario y amenazador? Jesucristo
es esperado por muchos como una fuerza y un estímulo para existir, y un camino
para vivir de manera más sensata y gozosa. Si solo conocen una «religión
aguada» y no pueden saborear algo de la alegría festiva que Jesús contagiaba,
muchos seguirán alejándose.
José Antonio
Pagola
Achispados (Vídeo)
Jesús es el vino nuevo que transforma
la relación de Dios con los hombres.
Hagamos lo que él nos dice: vivamos achispados por su novedad.
Hagamos lo que él nos dice: vivamos achispados por su novedad.
viernes, 15 de enero de 2016
jueves, 14 de enero de 2016
La pequeña luz de la vida
"A
menudo nos gustaría ser capaces de ver el futuro. Decimos: ¿cómo me irá el año
que viene? ¿Dónde estaré dentro de cinco o diez años?. No hay respuestas para
estas preguntas. La mayoría de las veces apenas si tenemos clarividencia
suficiente para dar el próximo paso: qué tenemos que hacer en la próxima hora,
o al día siguiente.
El arte de vivir consiste en disfrutar de lo
que podemos ver y no quejarnos sobre lo que permanece en la oscuridad. Cuando
somos capaces de dar el próximo paso con la confianza de que tendremos
clarividencia suficiente para el siguiente, podemos andar por la vida con alegría
y sorprendernos de lo lejos que vamos. Alegrémonos de la pequeña luz que
llevamos con nosotros y no pidamos el potente haz de luz que disipe todas las
tinieblas."
HENRI
NOUWEN
lunes, 11 de enero de 2016
Mi canto es un eco (Vídeo)
"Yo
soy en cada uno y cada uno es en mí, y todos somos uno y diversos en ti".
Preciosa, alegre y esperanzadora canción, para empezar 2016
con el corazón
pleno de ilusión, armonía y unidad.
Presentación de Lenin Cárdenas. Canción de
Lola Montes.
domingo, 10 de enero de 2016
Vivir el domingo El Bautismo del Señor, ciclo C
Lucas 3, 15-16. 21-22
“Juan con Agua… Jesús con
Fuego”
En aquel tiempo, el pueblo estaba en
expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la
palabra y dijo a todos: –Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más
que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con
Espíritu Santo y fuego. En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y,
mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de
paloma, y vino una voz del cielo: –Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.
INICIAR
LA REACCIÓN
El
Bautista no permite que la gente lo confunda con el Mesías. Conoce sus límites
y los reconoce. Hay alguien más fuerte y decisivo que él. El único al que el
pueblo ha de acoger. La razón es clara. El Bautista les ofrece un bautismo de
agua. Solo Jesús, el Mesías, los “bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”.
A
juicio de no pocos observadores, el mayor problema de la Iglesia es hoy “la
mediocridad espiritual”. La
Iglesia no posee el vigor espiritual que necesita para
enfrentarse a los retos del momento actual. Cada vez es más patente. Necesitamos
ser bautizados por Jesús con su fuego y su Espíritu.
Estos
últimos años ha ido creciendo la desconfianza en la fuerza del Espíritu, y el
miedo a todo lo que pueda llevarnos a una renovación. Se insiste mucho en la
continuidad para conservar el pasado, pero no nos preocupamos de escuchar las
llamadas del Espíritu para preparar el futuro. Poco a poco nos estamos quedando
ciegos para leer los “signos de los tiempos”.
Se
da primacía a certezas y creencias para robustecer la fe y lograr una mayor cohesión
eclesial frente a la sociedad moderna, pero con frecuencia no se cultiva la
adhesión viva a Jesús. ¿Se nos ha olvidado que él es más fuerte que todos
nosotros? La doctrina religiosa, expuesta casi siempre con categoría
premodernas, no toca los corazones ni convierte nuestras vidas.
Abandonado
el aliento renovador del Concilio, se ha ido apagando la alegría en sectores
importantes del pueblo cristiano, para dar paso a la resignación. De manera
callada pero palpable va creciendo el desafecto y la separación entre la
institución eclesial y no pocos creyentes.
Es
urgente crear cuanto antes un clima más amable y cordial. Cualquiera no podrá
despertar en el pueblo sencillo la ilusión perdida. Necesitamos volver a las
raíces de nuestra fe. Ponernos en contacto con el Evangelio. Alimentarnos de
las palabras de Jesús que son “espíritu y vida”.
Dentro
de unos años, nuestras comunidades cristianas serán muy pequeñas. En muchas
parroquias no habrá ya presbíteros de forma permanente. Qué importante es
cuidar desde ahora un núcleo de creyentes en torno al Evangelio. Ellos
mantendrán vivo el Espíritu de Jesús entre nosotros. Todo será más humilde,
pero también más evangélico.
A
nosotros se nos pide iniciar ya la reacción. Lo mejor que podemos dejar en
herencia a las futuras generaciones es un amor nuevo a Jesús y una fe más
centrada en su persona y su proyecto. Lo demás es más secundario. Si viven
desde el Espíritu de Jesús, encontrarán caminos nuevos.
José Antonio Pagola
sábado, 9 de enero de 2016
La mentira que vivimos (Vídeo)
Desde tu individualidad haz
los cambios que tienes que hacer
para construir un mundo mejor.
miércoles, 6 de enero de 2016
¡Feliz día de Reyes!
Que la alegría que llenó el corazón de los Reyes Magos
al encontrar al Salvador,
nos acompañe todos los días de nuestras vidas.
lunes, 4 de enero de 2016
domingo, 3 de enero de 2016
Vivir el 2º domingo de Navidad, ciclo C
JUAN 1, 1-18
Al principio ya existía la Palabra y la palabra se
dirigía a Dios y la Palabra
era Dios. Ella al principio se dirigía a Dios. Mediante ella existió todo, sin
ella no existió cosa alguna de lo que existe. Ella contenía vida y la vida era
la luz del hombre: esa luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no la ha
apagado. Apareció un hombre enviado de parte de Dios, su nombre era Juan; éste
vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, de modo que, por él,
todos llegasen a creer. No era él la luz, vino sólo para dar testimonio de la luz.
Era ella la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre llegando al mundo. En
el mundo estaba y, aunque el mundo existió mediante ella, el mundo no la
reconoció. Vino a su casa, pero los suyos no la acogieron. En cambio, a cuantos
la han aceptado, los ha hecho capaces de hacerse hijos de Dios: a esos que
mantienen la adhesión a su persona; los que no han nacido de mera sangre
derramada ni por designio de un mortal ni por designio de un hombre, sino que
han nacido de Dios. Así que la
Palabra se hizo hombre, acampó entre nosotros y hemos
contemplado su gloria -la gloria que un hijo único recibe de su padre-:
plenitud de amor y lealtad. Juan da testimonio de él y sigue gritando: - Éste
es de quien yo dije: «El que llega detrás de mí estaba ya presente antes que
yo, porque existía primero que yo». La prueba es que de su plenitud todos
nosotros hemos recibido: un amor que responde a su amor. Porque la Ley se dio por medio de
Moisés; el amor y la lealtad han existido por medio de Jesús Mesías. A la
divinidad nadie la ha visto nunca; un Hijo único, Dios, el que está de cara al
Padre, él ha sido la explicación.
EL ROSTRO
HUMANO DE DIOS
El
cuarto evangelio comienza con un prólogo muy especial. Es una especie de himno
que, desde los primeros siglos, ayudó decisivamente a los cristianos a ahondar
en el misterio encerrado en Jesús. Si lo escuchamos con fe sencilla, también
hoy nos puede ayudar a creer en Jesús de manera más profunda. Sólo nos
detenemos en algunas afirmaciones centrales.
«La Palabra de Dios se ha
hecho carne». Dios no es mudo. No ha permanecido callado, encerrado para
siempre en su Misterio. Dios se nos ha querido comunicar. Ha querido hablarnos,
decirnos su amor, explicarnos su proyecto. Jesús es sencillamente el Proyecto
de Dios hecho carne.
Dios
no se nos ha comunicado por medio de conceptos y doctrinas sublimes que sólo
pueden entender los doctos. Su Palabra se ha encarnado en la vida entrañable de
Jesús, para que lo puedan entender hasta los más sencillos, los que saben
conmoverse ante la bondad, el amor y la verdad que se encierra en su vida.
Esta
Palabra de Dios «ha acampado entre nosotros». Han desaparecido las distancias.
Dios se ha hecho «carne». Habita entre nosotros. Para encontrarnos con él, no
tenemos que salir fuera del mundo, sino acercarnos a Jesús. Para conocerlo, no
hay que estudiar teología, sino sintonizar con Jesús, comulgar con él.
«A
Dios nadie lo ha visto jamás» Los profetas, los sacerdotes, los maestros de la
ley hablaban mucho de Dios, pero ninguno había visto su rostro. Lo mismo sucede
hoy entre nosotros: en la
Iglesia hablamos mucho de Dios, pero nadie lo hemos visto.
Sólo Jesús, «el Hijo de Dios, que está en el seno del Padre es quien lo ha dado
a conocer».
No
lo hemos de olvidar. Sólo Jesús nos ha contado cómo es Dios. Sólo él es la
fuente para acercarnos a su Misterio. Cuántas ideas raquíticas y poco humanas
de Dios hemos de desaprender y olvidar para dejarnos atraer y seducir por ese
Dios que se nos revela en Jesús.
Cómo
cambia todo cuando uno capta por fin que Jesús es el rostro humano de Dios.
Todo se hace más simple y más claro. Ahora sabemos cómo nos mira Dios cuando
sufrimos, cómo nos busca cuando nos perdemos, cómo nos entiende y perdona
cuando lo negamos. En él se nos revela «la gracia y la verdad» de Dios.
José Antonio Pagola
viernes, 1 de enero de 2016
PREGUNTAS DE AÑO NUEVO
PREGUNTAS
DE AÑO NUEVO
Hoy
comenzamos un «año nuevo». ¿Cómo será?, ¿qué espero yo del nuevo año?, ¿qué
deseo de verdad?, ¿qué es lo que necesito?, ¿a qué dedicaré mi tiempo más
precioso e importante?, ¿qué sería para mí algo realmente nuevo y bueno en este
año que hoy comienza?
¿Viviré
de cualquier manera, pasando de una ocupación a otra, sin saber exactamente qué
quiero ni para qué vivo, o aprenderé a distinguir lo importante y esencial de
lo que es secundario? ¿Viviré de forma rutinaria y aburrida, o aprenderé a
vivir con espíritu más creativo?
¿Seguiré
este año alejándome un poco más de Dios o empezaré a buscarlo con más confianza
y sinceridad? ¿Seguiré un año más mudo ante él, sin abrir mis labios ni mi
corazón, o brotará por fin de mi alma maltrecha una invocación pequeña, humilde
pero sincera?
¿Viviré
también este año preocupado solo por mi bienestar o sabré preocuparme alguna
vez de hacer felices a los demás?, ¿a qué personas me acercaré?, ¿sembraré en
ellas alegría, o contagiaré desaliento y tristeza? Por donde yo pase, ¿será la
vida más amable y menos dura?
¿Será
un año más, dedicado a hacer cosas y más cosas, acumulando egoísmo, tensión y
nerviosismo o tendré tiempo para el silencio, el descanso, la oración y el
encuentro con Dios?, ¿me encerraré solo en mis problemas o viviré tratando de
hacer un mundo más humano y habitable?
¿Seguiré
con indiferencia las noticias que día a día me llegarán desde los países del
hambre?, ¿contemplaré impasible los cuerpos destrozados de las gentes de Irak o
los ahogados de las pateras?, ¿seguiré mirando con frialdad a los que vienen
hasta nosotros buscando trabajo y pan? ¿Cuándo aprenderé a mirar a los que
sufren con corazón responsable y solidario?
Lo
«nuevo» de este año no nos vendrá de fuera. La novedad solo puede brotar de
nuestro interior. Este año será nuevo si aprendo a creer de manera nueva y más
confiada, si encuentro gestos nuevos y más amables para convivir con los míos,
si despierto en mi corazón una compasión nueva hacia los que sufren.
José Antonio Pagola
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